La mera posibilidad
que tiene cualquiera de exponer libremente sus ideas y forma de pensar en la
red hace tiempo que ha dejado de ser un logro para ser útil a diferentes
intereses. En todo caso la censura campa por sus respetos incluso en
espacios de supuesta libertad para la circulación de ideas.
Sancionar a un
twittero por hacer chistes por el atentado de Carrero Blanco hacen de la
justicia española un instrumento de censura mientras que, sin ningún tipo de
tapujo moral, niega la justicia universal y se encuentra pervertido por movimientos
ideológicos de la mas diferente índole.